La sociedad secreta masónica y los rosacruces dicen venir de los antiguos templarios, orden creada por la Iglesia para que defendieran a los peregrinos, de los musulmanes y ladrones, cuando iban a Tierra Santa durante la edad media. Por presión del Rey Felipe IV, El Hermoso, se les acusó de haber mezclado ideas paganas con el cristianismo. Pero más tarde fue exonerada por el Papa Clemente V y disuelta por este en 1118 para reintegrarlos en la Orden de los Hospitalarios. Así que ese cuento que pregonan las sociedades secretas de su origen no solo es erróneo, sino que van a tener que buscar un cuento mejor para sostener su origen. Fue evidente que el Rey Felipe IV, estaba interesado en las riquezas que esta orden poseía y era el botín perfecto de guerra, pero para esto debía sacar del medio a los Templarios. Por tal razón, decir que estas sociedades secretas provienen de esta hermandad de guerreros, es una falacia.