Adam Weishaupt,
promotor de la revolución del iluminismo masónico
Nace el 6 de febrero de 1748 Adam Weishaupt, fue una de las figuras más controversiales de la historia europea, como Voltaire.
Fue judío y huérfano a temprana edad, fue criado por su padrino y abuelo Johann Adam Ickstatt. Estudió derecho, economía, política, historia y corrientes ocultas como el gnosticismo y la filosofía de la recién surgida masonería en esa época.
Weishaupt siempre le tuvo repudio a La Compañía de Jesús, al igual que Voltaire cuyo pensamiento ayudó a que dicha compañía Jesuita fuera muy perseguida en muchos lugares en esa época.
Weishaupt se introdujo en las prácticas de magia egipcia y el anticristianismo maniqueo, lo que lo llevó a practicar la anarquía y se volvió poco tolerante contra la religión, en especial la Religión Católica.
Su forma de pensar lo llevó a ingresar en la masonería. Una vez alcanzó el más alto grado decidió fundar en 1776 un nuevo capítulo masónico que llevó por nombre “Los Iluminados de Baviera”. Este reformó muchas cosas y aportó en muchos aspectos a la masonería.
Es el 22 de junio de 1784 que las autoridades políticas y religiosas de Baviera, dieron orden de perseguir a los miembros de la masonería. Fueron perseguidos ya que, tras la muerte de un miembro masón que llevaba una carta donde se preparaban para una revolución, se descubrió que era un plan atroz contra las instituciones conocidas. Encontraron documentación en la casa de Weishaupt y de otros miembros masones que planteaban suprimir a las monarquías de Europa y acabar con la Iglesia Católica por completo.
Fue uno de los forjadores del anarquismo y del complot masónico que forjó los movimientos políticos que llevaron a la independencia de Estados Unidos, la Revolución francesa y otras revoluciones europeas. Weishaupt es uno de los más grandes exponentes del ateísmo y el pilar de las futuras conspiraciones contra los gobiernos y la Iglesia Católica. Aunque algunos alegan que regresó como hijo pródigo al catolicismo, “arrepentido” de lo que hizo, no es de dudar que esa fuera una mera excusa, ya que bajo ese velo de arrepentimiento seguiría trabajando infiltradamente por lo que tanto deseó, destruir a la Iglesia. Solo 5 años después se materializó la amenaza encontrada en aquel documento, solo que el estallido surgió más abajo, en Francia.